Discurso de Inauguración del Año Académico 2023 de la Universidad de los Andes

20 de abril de 2023

José Antonio Guzmán
Rector

Hace ya 33 años celebramos la inauguración de nuestro primer año académico en la sede de la calle Bustamante. En aquella oportunidad, la clase magistral estuvo a cargo del profesor Juan de Dios Vial Larraín, quien nos habló con lucidez de “una teoría de la inteligencia”. Creo que esa conferencia fue un impulso importante a la creación del Instituto de Filosofía, que abriría sus puertas un año después. Hace pocos meses la familia del profesor Vial nos donó su biblioteca, lo que constituye un gran aporte a nuestra colección y un inmenso honor para la Universidad.

Hoy hemos vuelto a la filosofía. El profesor Jorge Peña nos ha hablado de “la conjunción: una clave antropológica”. Nos ha recordado que la vida social e intelectual es compleja y está llena de matices y contrapuntos, que tenemos que ser capaces de integrar. La vida universitaria está llena de estos contrastes. En este sentido, existe una tensión entre la especialización disciplinar y la mirada sapiencial; así como existe una tensión entre la actividad académica y la actividad administrativa.  Jorge nos recordó sutilmente la idea contenida en los Estatutos y en los primeros folletos explicativos de la Universidad, en los que se decía que habíamos de unificar los saberes diversos.

Quisiera agradecer a Jorge muy especialmente todos estos años de trabajo brillante al servicio de sus estudiantes y de la Universidad. A lo largo de estos 33 años ha dictado innumerables cursos y conferencias, y ha guiado abundantes tesis doctorales y de magister. Junto a lo anterior, ha ocupado cargos relevantes en nuestra institución. Ha sido miembro de la Junta Directiva, Director de estudios de la Universidad, Director del Instituto de Filosofía y finalmente Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades. En estas tres décadas su huella entre nosotros ha sido muy profunda.

Es para nosotros un gran honor contar esta tarde con el Subsecretario de Educación Superior. Vemos su visita como un reconocimiento a la contribución de la Universidad al país, a través de nuestros programas docentes, nuestra investigación y nuestra vinculación con la sociedad. A la vez, su presencia es una llamada a redoblar nuestro empeño en esta tarea tan urgente. Nuestra sociedad necesita más que nunca la reflexión y el diálogo que se lleva a cabo en las instituciones de educación superior.

En este sentido, quisiera destacar la presencia de dos de nuestros profesores —Marcela Peredo y Jaime Arancibia— en la Comisión de expertos del Proceso Constituyente. Estamos frente a un hito clave de nuestra historia republicana y nos enorgullece que ellos puedan aportar de esta manera. A esta participación se suma el inmenso trabajo llevado a cabo en los últimos dos años por parte de Polis, el Observatorio Constitucional de la Universidad de los Andes. Quisiera agradecer a los decanos de Derecho y Comunicación y al Director de Signos quienes han impulsado este gran esfuerzo.

La Universidad ha alcanzado 9.000 estudiantes de pregrado y 2.200 estudiantes de magister, doctorado, especialidades médicas y odontológicas; a lo que se suman más de 12.500 alumnos de los distintos programas de educación continua que se ofrecen. Junto a la docencia, la actividad de investigación también ha aumentado sustancialmente, como hemos visto en la Memoria. Este año tuvimos el mayor número de proyectos FONDECYT aprobados en la historia de la universidad (postdoctoral, iniciación y regular), con lo cual el financiamiento público para ciencia  básica ha aumentado de manera significativa.

En los últimos años el ritmo de crecimiento ha sido alto, lo cual es motivo de alegría. A la vez, este desarrollo nos plantea desafíos importantes en términos de tamaño del claustro académico, de estructura organizacional y de infraestructura. Con este fin, nos hemos planteado la meta de incorporar 140 nuevos profesores con jornada completa en el próximo quinquenio. Se trata de una meta difícil, pero absolutamente necesaria. También se requerirá la construcción de nuevos edificios que resuelvan las necesidades de espacio para profesores y alberguen el crecimiento de proyectos de investigación y programas académicos.

Quisiera referirme brevemente a tres temas que consideramos fundamentales para el crecimiento futuro de la Universidad.

En primer lugar, quisiera mencionar nuestro deseo de un mayor desarrollo de los aspectos académicos del trabajo de la Clínica universitaria. La actividad de docencia e investigación ha crecido sustancialmente en los pasados cinco años y tenemos que seguir avanzando por este camino. Sin abandonar ni descuidar los demás campos clínicos de la Universidad, esperamos que se puedan desarrollar en nuestra Clínica nuevos programas de especialidades médicas y odontológicas, así como nuevas actividades de pregrado. Este esfuerzo redundará en un gran beneficio para la misma Clínica y para los profesionales en formación. También creemos que hay un gran potencial en la investigación clínica y traslacional que llevan a cabo nuestros médicos. Aspiramos a que la Clínica sea un centro de referencia nacional e internacional. Tanto ésta como las facultades de salud tienen mucho que ganar en este empeño.

En segundo lugar, me gustaría subrayar nuevamente la importancia de establecer prioridades en la investigación que se impulsa en la Universidad. Es uno de los objetivos que nos hemos planteado en nuestro plan estratégico. Hay áreas en las que somos fuertes y donde podemos serlo más. Otras en las que quizá no lo somos tanto pero las necesidades de la sociedad en esos ámbitos requieren de nuestra especial atención.

En este sentido, las humanidades y las ciencias sociales son fundamentales. Como explicaba el profesor Peña, podemos aportar una mirada integradora, que ayude a dar coherencia a la dispersión de los saberes disciplinares. Los distintos tipos de saberes tienen aproximaciones epistemológicas diferentes, pero deben tratar de confluir con la ayuda del trabajo universitario mancomunado.

Tenemos altos estándares de investigación para nuestros profesores. Especialmente en las etapas iniciales de sus carreras, deben empeñarse en publicar en las mejores revistas científicas y adjudicarse proyectos de investigación validados por sus pares. Pero en la medida que pasan los años, muchos académicos también deberían emprender proyectos de alto impacto social y, cuando sea del caso, de influencia relevante en la política pública. En las próximas semanas se inaugurará el Proyecto Bici, que apunta a mejorar los modelos de investigación con impacto de la Universidad. Aunque estos modelos no sirvan a todas las facultades por igual, esperamos que sea un buen aporte para nuestro trabajo académico.

Desde el año pasado hemos estado haciendo un esfuerzo de puesta al día en el servicio que presta nuestra biblioteca universitaria, de manera de que sea un apoyo más sólido al trabajo de investigación y al aprendizaje de los estudiantes. Para liderar este proceso, ha asumido como nueva Directora la profesora Carolina Melo de la Facultad de Educación.

Finalmente, en tercer lugar, en este quinquenio enfrentaremos el desafío de llevar a cabo ajustes curriculares acordes con las necesidades de los estudiantes de nuestro tiempo. En este currículo sabemos que es importante la formación general, porque ayuda a tener una mirada integradora de los distintos saberes y entrega herramientas para una mejor comprensión de los fenómenos sociales. Junto a lo anterior, parece necesario apuntar a mallas más flexibles, que entreguen a los alumnos una mayor autonomía para definir sus futuros profesionales. Esta tarea requiere compromiso de todas las unidades académicas porque puede implicar el sacrificio de algunos contenidos importantes. Woodrow Wilson, quien fuera Rector de Princeton y luego Presidente de Estados Unidos, decía que era “más fácil cambiar el lugar de un cementerio que cambiar un currículo”. Felizmente, esa no ha sido nuestra experiencia pero sin duda es una tarea difícil.

Un buen ejemplo de innovación curricular ha sido la creación de la carrera de International Business, que ha tenido un gran éxito en las postulaciones en sus dos primeros años de vida. La Universidad detectó una necesidad del mercado profesional que no tenía suficiente visibilidad y ofreció un programa muy atractivo. Felicitaciones especiales a la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.

Como se puede ver, tenemos tareas apasionantes por delante. Gracias a Dios contamos con el entusiasmo y compromiso de nuestra comunidad académica. Estamos seguros de que este esfuerzo de docencia, investigación y vinculación con la sociedad redunda en un gran beneficio para nuestro país, al que queremos servir con todas nuestras fuerzas.