Discurso Acto Académico 36° Aniversario
12 de septiembre de 2024

José Antonio Guzmán
Rector

¡Feliz cumpleaños a todos!

Hace unos días un grupo de profesores y administrativos tuvimos una reunión con Raúl Bertelsen, nuestro primer rector, en la que nos contó de los comienzos de la Universidad hace ya 36 años. Todo comenzó cuando acudió solo a depositar la escritura con los Estatutos de la Universidad en la oficina de partes del Ministerio de Educación, un día 8 de septiembre de 1989. Emociona ver como esa pequeña semilla, que consistía en unas pocas hojas de papel, ha dado lugar con los años a un árbol frondoso, bajo el que se cobijan hoy miles de personas.

En esa tertulia de hace pocos días, alguien le preguntó al profesor Bertelsen cuál era el legado que quisiera dejar. Raúl contestó que le gustaría que esta universidad siguiera siendo siempre una comunidad de verdaderos maestros que estudian y que enseñan a verdaderos estudiantes, de un modo personal, preocupados de cada uno de ellos. Citó en este sentido a Alfonso X el sabio, que definía esta institución como el “ayuntamiento de maestros y escolares hecho en algún lugar, con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes” (Partida II). Es un ideal muy alto, que nos ha movido a todos desde los comienzos, que habla de la búsqueda de la verdad, de la integración de saberes diversos y del servicio a los estudiantes.

Don Raúl comentó que el campus único fue un sueño desde el principio porque era la manera de fomentar el encuentro fructífero de profesores de distintas disciplinas. Al principio se hizo lo que se pudo, pero fueron surgiendo rápidamente distintas facultades que comenzaron un diálogo interdisciplinar. Apenas cinco años después ya se comenzaron a impartir clases en este campus universitario, lo que le dio gran fuerza a ese empeño.

Alguien le preguntó al profesor Bertelsen cuál era el legado que quisiera dejar. Raúl contestó que le gustaría que esta universidad siguiera siendo siempre una comunidad de verdaderos maestros que estudian y que enseñan a verdaderos estudiantes, de un modo personal, preocupados de cada uno de ellos.

Ese ideal de ayuntamiento de profesores y estudiantes, en el que los primeros se esmeran por formar personalmente a los segundos, tiene que seguir siendo siempre un rasgo esencial de nuestra universidad. Esperamos poder dedicar siempre las horas suficientes a los cursos de pregrado y a la atención de cada alumno. El pregrado es la niña de nuestros ojos. Nunca seremos una universidad masiva. Por esta razón, desde hace ya varios años, hemos incluido en esta ceremonia de aniversario el reconocimiento de aquellos profesores que han destacado por su preocupación por sus estudiantes, en sus tareas docentes y de asesoramiento universitario. Quisiera felicitar muy especialmente en esta oportunidad a los profesores Felipe Wilson, Araceli Echeverría y Claudia Maggi por este premio muy merecido.

Este mismo afán nos ha movido en los últimos meses a pensar en nuestro currículo de pregrado, para ver si es consistente y suficiente para alcanzar el fin que nos planteamos, que es la formación integral de nuestros alumnos. En esta línea hemos renovado el esfuerzo por ofrecer un muy buen programa de estudios generales, que entregue una formación teológica, filosófica y cultural. El consejo de dirección del CEG ha estado reuniéndose con las distintas facultades para ver modos de integrar de mejor manera estos aspectos esenciales de la formación con el resto de los cursos profesionales. En este sentido, los profesores de estos últimos cursos son fundamentales porque deben transmitir una mirada que integre sus disciplinas con los cursos del PEG.

Hemos renovado el esfuerzo por ofrecer un muy buen programa de estudios generales, que entregue una formación teológica, filosófica y cultural.

También se están estudiando nuevas maneras de impartir estas asignaturas. En algunas facultades se están probando cursos de lectura de grandes libros, que en otras universidades han sido pilares basales de la formación general. Esta renovación de modos de enseñar es tarea del Centro de Estudios Generales, pero lo es también de todas las facultades, que deben entender esta preocupación como cosa propia porque en verdad lo es.

Nuestros cursos de formación general son piedras angulares de nuestra oferta académica y absolutamente esenciales para la formación que anhelamos para nuestros alumnos. En un mundo cada vez más complejo, fragmentado y volátil, donde el relativismo puede desorientar, estos programas —especialmente la Filosofía y la Teología— les proporcionan una visión unitaria del cosmos y del hombre, actuando como un hilo conductor que integra la diversidad de saberes y les ayuda a trascender los límites de su propia especialidad. Buscamos a través de ellos que adquieran la capacidad de pensar críticamente, de dialogar con respeto, y de conectar los conocimientos de diversas disciplinas, respondiendo a las preguntas fundamentales de la vida. Esta sólida base no solo los prepara para ser profesionales competentes y adaptables a un entorno laboral dinámico, sino, más importante aún, para ser buenas personas, buenos ciudadanos y líderes comprometidos con el servicio a nuestro país, irradiando un modo de vida coherente con la verdad cristiana.

En un mundo cada vez más complejo, fragmentado y volátil, donde el relativismo puede desorientar, estos programas —especialmente la Filosofía y la Teología— les proporcionan una visión unitaria del cosmos y del hombre.

El programa de minors cumplió ya 15 años y ha sido un gran aporte a la formación en nuestro pregrado. Desde hace algunos meses hemos vuelto a evaluar —junto a las facultades— posibles mejoras a esos cursos, de manera que contribuyan de mejor forma al fin de formación general antes señalado.

A comienzos de enero se aprobó un reglamento de pregrado, que busca lograr más altos estándares formativos, una mayor coherencia en los currículos de las carreras y consistencia entre los distintos programas que ofrece la Universidad. Es, por una parte, un paso fundamental para lograr esta formación general recién mencionada. Por otra, es una herramienta eficaz para fomentar una mayor flexibilidad curricular, para introducir cambios metodológicos y para incorporar capacidades que van más allá de las tradicionales, que son esenciales para quienes entran hoy al mundo profesional. Hemos recibido muchos comentarios en este sentido por parte de las empresas que contratan a nuestros egresados, lo que nos ayuda mucho en esta reflexión.

El mundo complejo, fragmentado y volátil que antes mencionaba lleva también a una evolución de las profesiones, de lo que las universidades deben hacerse cargo. Aquí como en todas partes, en los años que vienen habrá carreras que cambiarán, otras que dejarán de ser relevantes y se cerrarán, y otras que se crearán. Esta evolución también requerirá nuevas combinaciones disciplinares que permitan caminos más flexibles para los estudiantes. Vemos este fenómeno como algo normal y necesario. Es algo común en el postgrado y en el futuro lo será —aunque en menor medida— también en el pregrado.

A comienzos de enero se aprobó un reglamento de pregrado […] es una herramienta eficaz para fomentar una mayor flexibilidad curricular, para introducir cambios metodológicos y para incorporar capacidades que van más allá de las tradicionales.

No quisiera terminar estas palabras sin felicitar a los profesores Miguel Donoso y Joaquín Zuleta —junto a toda la Facultad de Filosofía y Humanidades— por el papel que les cupo en la organización del reciente Congreso de Hispanistas, organizado por esta universidad, junto a las universidades Católica y de Chile. Fue un gran evento, que convocó a los mejores especialistas del mundo en esta área y que honra a nuestra casa de estudios.

Finalmente, quisiera agradecer muy especialmente a nombre de la Universidad al profesor Orlando Poblete y a Eduardo Guilisasti por el gran aporte que realizaron durante muchos años en la Junta directiva de nuestra institución. Eduardo estuvo en la Junta desde los comienzos, hace 36 años, y Orlando durante los últimos veintiún años. Ambos dejaron una huella imborrable y tenemos una inmensa deuda de gratitud con ellos.

Muy feliz aniversario y muchas gracias a todos por el gran trabajo que llevan a cabo.